Handmade
o el contacto que da vida.
El tacto implica proximidad, simplemente no se puede tocar a distancia.
Es posible escuchar un sonido a metros de su origen, se puede ver
una estrella lejana pero el contacto, es una sensible aproximación
con las cosas. El tacto es roce, cercanía, incluso posibilidad
de comunicación; es estar tan unido a alguien o algo, al
punto de que casi se le puede asimilar dentro de nuestro ser. De
hecho, el tacto casi asimila el exterior para así sentirlo
en el interior. Las flores por ejemplo, envían el polen de
sus estambres para que se introduzcan en los pistilos; la reproducción
es una forma de contacto y esto no entraña una exageración,
porque sus ejemplos se pueden observar en gran cantidad de casos.
Con la muestra de las piezas agrupadas bajo el título Handmade
(hecho a mano), Fernando Llanos proporciona la facultad de acercarse
por medio del “con-tacto visual” al proceso artístico
que envuelve sus creaciones. El espectador en este sentido, puede
apreciar aquellos movimientos provenientes de las manos de su autor,
mismos que se desarrollan sin planearse del todo y como una consecuencia
que fluye de manera espontánea y coherente.
Con ayuda de la acción registrada en video, se puede palpar
el momento en que las esculturas en plastilina comienzan a tomar
forma pues, tanto las herramientas como el creador que las manipula,
mantienen implicaciones sensuales que la exhibición comparte
con el público.
Bajo la constante experimentación con las diversas técnicas
artísticas en los campos del videoarte, la fotografía
y el barro (entre otros), el autor se ha fundido con las herramientas
tecnológicas con las que crea. La compenetración y
complicación de su formación plástica, lo ha
llevado a desarrollarse en especializaciones que aunque en común
pueden servir al arte, requieren de conocimientos muy diversos.
Esto no es razón para que las artes concuerden entre sí
pues, en esta muestra se observa que el videoarte puede ser medio
de expresión de la escultura, así como, la escultura
puede adoptar la forma externa de los aparatos con los cuales se
crean los videos. Todos estos medios en conjunto, están sujetos
finalmente, a los usos que el humano les quiera dar, demostrando
así, que las herramientas son dúctiles frente a la
pericia de quien ha desarrollado una maestría en su manejo.
Al convivir y conjugar todos sus instrumentos de creación,
el videospamer ha desembocado en una situación, que cómo
ya se ha dicho, concilia los métodos artísticos con
el fin de poder hacer diversas adaptaciones a la materia en servicio
de las ideas del ser humano. De esta forma, se atreve a recrearse
él mismo en el propio arte, jugando con los distintos usos
y apariencias de los utensilios que busca incluso, reinventar. Para
ejemplificar un poco la situación, pongamos por verbigracia
el tenedor, la cuchara y el cuchillo, como intermediarios para que
llegue el alimento a la boca. Estos cubiertos han desplazado, bajo
la necesidad del comportamiento “educado”, al natural
destino de nuestras manos, mismo que era el de llevar a la boca
a nuestros comestibles. Llanos por su parte, requiere de contacto
directo con la materia, como un recipiente de su expresión
y para ello muestra que la sutileza de los goces táctiles,
son el medio suficiente y primario para producir nuestras propias
convivencias con la vida (con el alimento por ejemplo) y para servir
en función del saborear y digerir las ideas, sin tantas complicaciones.
De hecho, es así, que podemos relajarnos y ver a los instrumentos
de creación como algo que debería ser una extensión
de la sensibilidad y el intelecto. El artífice transmite
y recomienda con el mismo afán de que los medios sean elementos
lúdicos cuyo manejo se desenvuelva gozoso y relajado para
que nos recreemos con la producción (“se feliz, consume
video”).
Un aspecto que finalmente hay que destacar, puesto que integra a
este conjunto de los componentes arísticos, es la música.
Cada cosa tiene su sonido y todo sonido es una vibración;
la música es la expresión armoniosa de las ideas y
sentimientos que tienen como vehículo la composición
de sonidos y silencios. La música es la congruencia sónica
con los estados emocionales y acordes así de su ritmo interno,
con el desenvolvimiento de las acciones, a manera de un ballet que
se desenvuelve de forma connatural. En el caso de la ejecución
de los instrumentos musicales que la generan, hay que destacar que
la tecnología a la que ha llegado la actualidad, puede difundirla,
no importe que se esté lejos del tiempo y de los actores
que la ejecutaron; en el caso de esta exposición, la música
de los cincuenta puede evocar ciertos estados emocionales que en
el pasado se compusieron y transmitieron en algunas canciones pero,
que en el presente pueden revivirse porque quedaron registrados
en ciertos objetos (audio-cassettes o partituras, por citar algunos).
Todo proceso artístico es culminado por medio de la recepción
de la pieza. Los diversos tipos de asimilación, dependen
de la sensibilidad de quien los percibe. La función o significado
que se le quiera dar a cualquier estímulo, parte de la receptividad
subjetiva, la cual se compone de la disponibilidad de los sentidos
conectados directamente con la inteligencia. Emitir y recibir, como
elementos que deben existir en el artista, su obra y el receptor,
predisponen así, la comunicación humana con las cosas
y las vibraciones encerradas en ellas. La re-producción del
mensaje trascendente encerrado en el arte, radica en la re-invención
de los usos de sus lenguajes y busca finalmente el con-tacto con
un receptor que pueda captar una obra artística, o como en
éste caso, a las mismas herramientas que ayudan a su producción.
El espectador retroalimenta con ello, la cadena sensible que la
comunicación compone.
Ursula
Cotero García Luna
Jueves 19 de febrero de 2004