SALA AB / Centro Nacional de las Artes
Churubusco y Tlalpan / México D. F.
Inauguración: 9 de marzo / 2004
hasta abril 25 / 2004

handmade (hecho a mano)
Fernando Llanos
Video en loop, fotografías y piezas en barro, 2003


La pieza hace alusión a la manera en que el autor entiende el quehacer videográfico:
proviniendo de una escuela de artes plásticas, su propuesta es dedicarle empeño y
cuidado a cada video, como en el caso de las artesanías que, por un lado, no pueden
competir contra la factura industruializada de ciertos objetos, pero por el otro mantienen
un sello personal en su factura que los hacen quizás mas entrañables.
Las manualidades digitales como un espacio conciliador de procesos creativos.

“Handmade” es parte de la serie de videos Transmitiendo Trazos”,
realizados en el Centro Banff para las Artes en el 2003.

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Handmade o el contacto que da vida.

El tacto implica proximidad, simplemente no se puede tocar a distancia. Es posible escuchar un sonido a metros de su origen, se puede ver una estrella lejana pero el contacto, es una sensible aproximación con las cosas. El tacto es roce, cercanía, incluso posibilidad de comunicación; es estar tan unido a alguien o algo, al punto de que casi se le puede asimilar dentro de nuestro ser. De hecho, el tacto casi asimila el exterior para así sentirlo en el interior. Las flores por ejemplo, envían el polen de sus estambres para que se introduzcan en los pistilos; la reproducción es una forma de contacto y esto no entraña una exageración, porque sus ejemplos se pueden observar en gran cantidad de casos.

Con la muestra de las piezas agrupadas bajo el título Handmade (hecho a mano), Fernando Llanos proporciona la facultad de acercarse por medio del “con-tacto visual” al proceso artístico que envuelve sus creaciones. El espectador en este sentido, puede apreciar aquellos movimientos provenientes de las manos de su autor, mismos que se desarrollan sin planearse del todo y como una consecuencia que fluye de manera espontánea y coherente.

Con ayuda de la acción registrada en video, se puede palpar el momento en que las esculturas en plastilina comienzan a tomar forma pues, tanto las herramientas como el creador que las manipula, mantienen implicaciones sensuales que la exhibición comparte con el público.

Bajo la constante experimentación con las diversas técnicas artísticas en los campos del videoarte, la fotografía y el barro (entre otros), el autor se ha fundido con las herramientas tecnológicas con las que crea. La compenetración y complicación de su formación plástica, lo ha llevado a desarrollarse en especializaciones que aunque en común pueden servir al arte, requieren de conocimientos muy diversos. Esto no es razón para que las artes concuerden entre sí pues, en esta muestra se observa que el videoarte puede ser medio de expresión de la escultura, así como, la escultura puede adoptar la forma externa de los aparatos con los cuales se crean los videos. Todos estos medios en conjunto, están sujetos finalmente, a los usos que el humano les quiera dar, demostrando así, que las herramientas son dúctiles frente a la pericia de quien ha desarrollado una maestría en su manejo.

Al convivir y conjugar todos sus instrumentos de creación, el videospamer ha desembocado en una situación, que cómo ya se ha dicho, concilia los métodos artísticos con el fin de poder hacer diversas adaptaciones a la materia en servicio de las ideas del ser humano. De esta forma, se atreve a recrearse él mismo en el propio arte, jugando con los distintos usos y apariencias de los utensilios que busca incluso, reinventar. Para ejemplificar un poco la situación, pongamos por verbigracia el tenedor, la cuchara y el cuchillo, como intermediarios para que llegue el alimento a la boca. Estos cubiertos han desplazado, bajo la necesidad del comportamiento “educado”, al natural destino de nuestras manos, mismo que era el de llevar a la boca a nuestros comestibles. Llanos por su parte, requiere de contacto directo con la materia, como un recipiente de su expresión y para ello muestra que la sutileza de los goces táctiles, son el medio suficiente y primario para producir nuestras propias convivencias con la vida (con el alimento por ejemplo) y para servir en función del saborear y digerir las ideas, sin tantas complicaciones. De hecho, es así, que podemos relajarnos y ver a los instrumentos de creación como algo que debería ser una extensión de la sensibilidad y el intelecto. El artífice transmite y recomienda con el mismo afán de que los medios sean elementos lúdicos cuyo manejo se desenvuelva gozoso y relajado para que nos recreemos con la producción (“se feliz, consume video”).

Un aspecto que finalmente hay que destacar, puesto que integra a este conjunto de los componentes arísticos, es la música. Cada cosa tiene su sonido y todo sonido es una vibración; la música es la expresión armoniosa de las ideas y sentimientos que tienen como vehículo la composición de sonidos y silencios. La música es la congruencia sónica con los estados emocionales y acordes así de su ritmo interno, con el desenvolvimiento de las acciones, a manera de un ballet que se desenvuelve de forma connatural. En el caso de la ejecución de los instrumentos musicales que la generan, hay que destacar que la tecnología a la que ha llegado la actualidad, puede difundirla, no importe que se esté lejos del tiempo y de los actores que la ejecutaron; en el caso de esta exposición, la música de los cincuenta puede evocar ciertos estados emocionales que en el pasado se compusieron y transmitieron en algunas canciones pero, que en el presente pueden revivirse porque quedaron registrados en ciertos objetos (audio-cassettes o partituras, por citar algunos).

Todo proceso artístico es culminado por medio de la recepción de la pieza. Los diversos tipos de asimilación, dependen de la sensibilidad de quien los percibe. La función o significado que se le quiera dar a cualquier estímulo, parte de la receptividad subjetiva, la cual se compone de la disponibilidad de los sentidos conectados directamente con la inteligencia. Emitir y recibir, como elementos que deben existir en el artista, su obra y el receptor, predisponen así, la comunicación humana con las cosas y las vibraciones encerradas en ellas. La re-producción del mensaje trascendente encerrado en el arte, radica en la re-invención de los usos de sus lenguajes y busca finalmente el con-tacto con un receptor que pueda captar una obra artística, o como en éste caso, a las mismas herramientas que ayudan a su producción. El espectador retroalimenta con ello, la cadena sensible que la comunicación compone.

Ursula Cotero García Luna
Jueves 19 de febrero de 2004